viernes, 6 de agosto de 2010

Extracto de Otelo


OTELO
Tal es la causa, tal es la causa, alma mía
Que yo no os la nombre, castas estrellas.
Tal es la causa, que he de verter esta sangre
y herir esta piel, más blanca que la nieve.
Pero ha de morir o engañará a más hombres.
Apaga la llama o se extenderá
te extinguirte, flamígera
emisaria,
y después te devolveré la luz anterior
si fuese a arrepentirme. Mas, muerta tu llama,
criatura perfecta de la naturaleza,
no sabría dónde hallar el fuego prometeico
que te diera nueva luz. Si arranco tu rosa
no puedo hacer que reviva; por fuerza
se marchitará.

La besa.

¡Ah, aliento fragante, que tienta a la justicia
para que no robé tu alma !
Cuando hayas muerto sigue así, que aún muerta,
te querré por siempre. ¡Otro más, el último!


La besa.

Lo grato nunca fue tan mortal. Me hace llorar.
Pero es llanto cruel. La pena es divina:
hiere lo que ama. Está despertando.
Destruiré lo que más amo, para destruirmé yo después.
Pues sin amor el hombre, deja de ser hombre
y no es más que una bestia sin alma.

William Shakespeare